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Producción

22 de febrero del 2018

Cómo escribir el guion de una audioguía

Algunos museos se enfrentan a la realización de una audioguía por primera vez y no saben por dónde empezar. Si buscas una audioguía clásica, no-lineal, que pretenda ampliar adecuadamente y en varios idiomas las explicaciones que ofreces en sala, quizá las indicaciones que siguen te sean de utilidad.


Al escribir una audioguía conviene tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Crea una lista de las paradas o puntos de interés.
  • .
  • Escribe para ser escuchado, no para ser leído.
  • .
  • Evalúa si debes incluir pistas introductorias.
  • Considera la posibilidad de grabar declaraciones de comisarios o artistas.
  • Calcula la duración de la audioguía.

Elige las obras de tu exposición que deban aparecer en la audioguía

Incluso aunque tu museo sea muy pequeño, no va a ser posible (ni seguramente deseable) crear una pista de audioguía con explicaciones para todas las piezas que tengas expuestas. Las producciones sonoras para audioguías son costosas, sobre todo si la necesitas en varios idiomas, y tus visitantes se pueden sentir abrumados ante un exceso de contenido. Recomendamos empezar con lo esencial. Si fuera necesario, siempre podrás ampliar más adelante tu audioguía con nuevos puntos de interés y nuevos idiomas.

Antes de ponerte a escribir el guion de una audioguía tendrás que hacer una lista con los objetos de exposición desees ver en tu audioguía. Tu elección será también una manera indirecta de llamar la atención a tu visitante sobre las obras a las que te gustaría que prestara una atención especial. No es una decisión fácil de tomar, pero hay algunos criterios que pueden ayudarte:

  • Es una pieza de enorme valor histórico o artístico, o sea, un highlight del museo que no sería concebible excluir de la audioguía.
  • Es una pieza cuya función o importancia resultaría difícil de comprender si no se aporta una explicación.
  • Es una pieza no muy significativa artística o históricamente, pero con una historia detrás que la vuelve memorable.
  • Es una pieza que llama mucho la atención del público, independientemente de su significado o de su valor.

El número de posiciones en esta lista depende de varios factores, como del tamaño del museo y, naturalmente, del presupuesto y del tiempo disponible.

Es habitual que los visitantes presten mucha más atención a las obras que se encuentran al principio del recorrido, cuando aún están rebosantes de energía y la museum fatigue todavía no ha hecho mella. Estudios científicos han demostrado que a los treinta minutos los visitantes de un museo pierden capacidad de concentración y les resulta más difícil estar de pie frente a un objeto escuchando una explicación. Así que si te excedes en el número de piezas presentes en la audioguia corres el riesgo de saturar a tu audiencia ya en las primeras salas y que pase por las últimas a toda prisa.

Treinta minutos de audioguía equivalen a unos 15-20 puntos de interés.

Prepara un texto para ser escuchado y no leído

La concentración al escuchar es muy distinta a la que se tiene al leer. Es importante escribir pensando en una audioguía:

  • Reduce los datos numéricos a lo esencial. El tamaño de un lienzo en centímetros es un dato adecuado para figurar en una cartela junto a la obra expuesta, pero no para el guion de una audioguía.
  • Lee en voz alta tu texto antes de darlo por bueno. Por ejemplo, si escribes: "Picasso (Málaga 1881 - Mougins 1973)...", esto se convierte al leerlo en "Picasso, nacido en Málaga en 1881 y fallecido en Mougins en 1973...".
  • Evita las frases largas con subordinadas. Recorta o divide las frases que más difícil te resulte leer en voz alta. Si a ti te cuesta leerla, al visitante le costará tres veces más escucharla y asimilarla.
  • Evita la jerga profesional o el vocabulario muy especializado. La función de una audioguía es divulgar y hacer accesible la temática de tu museo a todo tipo de público. Si es imprescindible emplear un término muy técnico, no olvides explicarlo a continuación.
  • Procura insertar una anécdota o un dato curioso siempre que puedas. Las curiosidades ayudan a mantener la concentración y a recordar tu explicación.
  • Interpela a tu audiencia. Por ejemplo: "¿Te has fijado en la pieza de latón que asoma en la puerta de esta carroza? Servía para..." es mejor que "la pieza de latón que asoma de la puerta de la carroza servía para..."

Complementa la explicación de los objetos de exposición con pistas introductorias

Las audioguías no tienen por qué limitarse a dar explicaciones sobre los objetos expuestos. Puedes añadir pistas introductorias, por ejemplo para presentar el contenido de una sala o para dar unas pinceladas generales sobre el artista cuya obra se ha expuesto. Ten en cuenta que al no estar vinculadas a ningún objeto en concreto, las pistas introductorias suelen ser las que más concentración y esfuerzo requieren del visitante. Limítate a las indispensables e intenta hacerlas especialmente atractivas y breves.

Considera incluir grabaciones de voz de comisarios y artistas

Este consejo siempre es válido, pero resulta especialmente útil para las exposiciones temporales, cuando el tiempo apremia y no siempre es posible invertir semanas en escribir un guion. Los testimonios hablados del comisario o comisaria de la exposición, de los artistas o de la dirección del museo son fáciles y rápidos de obtener y aportan una autenticidad que tu público sabrá apreciar.

Además, es frecuente que los comisarios de una exposición pasen desapercibidos por el público en general. Muchos agradecerán la oportunidad de aportar su particular punto de vista sobre su concepción de la exposición o sobre la elección de determinada obra.

Para poder ofrecer un sonido original en otras lenguas, hay que transcribir el texto con uno de los muchos programas informáticos disponibles en el mercado y, a continuación, traducirlo a la otra lengua y hacer la locución. Para mantener la autenticidad de la voz original y dejar claro a los visitantes que están escuchando las opiniones de una persona determinada, recomendamos simular una traducción simultánea mediante un overdubbing o una sobreimpresión de voz.

Calcula la duración de la audioguía

Sintetizar información es un desafío, pero una pista de sonido demasiado larga puede resultar muy agobiante para un visitante. Lo que cómodamente sentado en casa parece muy breve, resulta larguísimo cuando se está de pie ante una vitrina con mucha gente alrededor.

Lo ideal es que las pistas de tu audioguía no superen los dos minutos.

En español, un minuto de lectura equivale a unas 150 palabras. Así que te recomendamos que por cada punto de interés escribas un texto de máximo 300 palabras.

Seguramente ninguno de tus visitantes escuchará seguidas todas las pistas de tu audioguía: precisamente uno de los atractivos de este recurso es que el visitante puede escoger cuáles son las piezas sobre las que desea ampliar la información. No obstante, si juntáramos todas las pistas una con otra, el tiempo total no debería superar el que tardaríamos en visitar la exposición sin la audioguía.

Seguro que en tu museo ya se ha calculado el tiempo promedio que el público suele dedicar a la visita: una buena medida orientativa para la duración ideal de una audioguía es dividir ese tiempo por la mitad. Así que si tus visitantes suelen quedarse una hora en tu museo, tu audioguía podría tener una duración total de 30 minutos.

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